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  • Foto del escritorLa Colectiva Perú

COLEGAS: ¡BASTA CON LA MEDIACIÓN!

Actualizado: 17 nov 2021

Por Clara María Rodríguez


Luego de más de 5 años de mediación cultural en museos hemos perdido tantas oportunidades en un sector tan pequeño que importa más, para la política interna de las instituciones como para el fortalecimiento de la labor y condiciones laborales de quienes la ejecutan, que regresemos unos pasos atrás y reformulemos desde la educación.


Piénsalo detenidamente: ¿Manejas una definición clara de mediación cultural en tu organización o institución que esté fundamentada y se haga en la práctica? ¿Esta definición diferencia y genera aportes distintos de los del arte-educación, de la educación democrática o de las visitas guiadas? ¿Has obtenido / buscado / autogestionado un proceso formativo de mediano plazo que te aclare toda esta confusión? ¿La inscripción de mediadora bordada en tu polo de trabajo es el único sustento metodológico de tu práctica? ¿Será que la mediación en Lima se convirtió en una especulación que mantuvo en ambigüedad a la práctica educativa, sin definirla, sin amarrarla a políticas internas, sin planificarla y por ende, subestimando las capacidades y condiciones laborales de quienes la ejecutan desde la pre pandemia hasta la actualidad? ¿Será que el resultado más tangible de la mediación cultural en la ciudad es el prestigio institucional?


Lo hemos intentado, ¿pero lo hemos logrado? Taller Mediación Cultural en Museos, 2018, foto propia


El mea culpa:


Muchas de nosotras, coordinadoras de equipos, empezamos en la educación de museos desde el autodidactismo y en muchos aspectos no estuvimos profesionalmente a la altura del reto. Pero nuestra influencia tenía un techo bajo, nosotras estábamos muy lejos de la toma de decisiones. Tantos años después de haber iniciado en mis primeros trabajos en museos me pregunto: ¿Esta certeza de haber trabajado contenidos y métodos a contracorriente ha sido una característica común a las áreas o equipos educativos en museos de la ciudad?


Trabajé 6 años en el Museo Pedro de Osma y tengo tantas reflexiones que, si la vida, la crisis sanitaria y la crisis climática lo permiten, algún día serán memorias no autorizadas. Pero bueno, la experiencia con el equipo educativo es una de las más gratas que recuerdo. ¡Un equipazo! En número, en talento, en cariño… Desarrollamos guiones que incluían discursos decoloniales desde el 2015 y desde ese mismo año realizamos actividades feministas para una mirada crítica del arte virreinal. Desde el 2016 abrazamos la mediación cultural como alternativa. Sin embargo, en todos esos años, casi no desarrollamos programas, talleres o laboratorios de mediano o largo plazo. Nuestra mayor y mejor experiencia en mediación fueron las creaciones colectivas y la convivencia laboral, el mejor refugio ante la falta de presupuesto y de visión.


En el Gran Teatro Nacional también lo intentamos, logramos hacer visitas y talleres experimentando desde las artes escénicas, con logros educativos más allá de los académicos y haciendo uso de una mirada personal de la mediación cultural. Sin embargo, los planes de capacitaciones en pedagogía para el equipos de las y los animadores culturales, compuesto principalmente por artistas escénicos, fueron constantemente rechazados. La ausencia de toda planificación estratégica y de la ansiedad por los logros de nuestra labor, nos demandaba la creación de cada vez más experiencias breves sacadas bajo la manga.


Una mirada personal:


Pero… ¿Qué es aquello que no logramos? ¿Qué fue lo que se truncó? A pesar de mis estudios y exploraciones, no encontraba los métodos, historias y propuestas claras de la mediación cultural. Así que construí una definición personal a partir del libro de Mediación Artística de Ascención Moreno publicado el 2016 y del documento Herramientas para la mediación artística de la Secretaría de Cultura de Chile publicado el 2014. Aquí la comparto:

La mediación cultural es una estrategia arte-educativa en la que converge la gestión cultural (como proyecto del sector cultura) con la gestión educativa (como proyecto con fines, estructura y recursos pedagógicos) realizado con una misma comunidad durante un periodo de mediano o largo plazo, que le devuelve la categoría política a la gestión cultural y educativa a través del ejercicio de la cultura para la transformación.

Se caracteriza por:

► Diseñar actividades pedagógicas democráticas

► Responder a problemas sociales de los públicos y comunidades

► Empoderar las habilidades y conocimientos de las personas

► Confrontar la mirada vertical de la cultura

► Facilitar el intercambio de conocimientos sobre arte, ciencia, historia, sociedad etc.

► Generar o fortalecer comunidad


Como verán, la mediación cultural parece ser una labor educativa, cultural y comunitaria con perspectivas reivindicativas y bien ejecutada. Por ende, es una práctica que encontramos con mucha frecuencia en la cultura viva y en la transmisión de saberes del patrimonio inmaterial. Allí es menos ostentosa y luce sus humildes insignias fortalecidas por la historia: hacer educación y hacer comunidad de verdad.


Niñes de la Organización Quechua Llimpiq Maki Kancharisun de Sarhua
Viaje a Sarhua, Ayacucho, 2021, foto propia.

En un reciente viaje a Sarhua, una comunidad de la provincia de Víctor Fajardo en Ayacucho, conocí a Fray Luis Ramos y Nelly Asto Quispe, ellos dirigen la organización Quechua Llimpiq Maki Kancharisun de Sarhua, una organización que se dedica a la transmisión del patrimonio inmaterial de la comunidad.


Esta agrupación que reúne a 25 niñes, ha desarrollado 11 talleres secuenciales sobre las Tablas de Sarhua. Los temas iniciaron con la discusión sobre la identidad cultural y la declaración de esta tradición como patrimonio cultural inmaterial de la Nación. Luego, han experimentado, paso por paso y sesión por sesión, desde la elección y recolección de su tabla, pasando por la preparación de las pinturas y cerrando con la colocación de la orejita para colgarla.


Cada taller es sistematizado a mano sobre cuadros impresos y debidamente ordenados. Cada niñe tiene una carpeta con sus logros, opiniones, bocetos y aprendizajes. Toda la experiencia que envuelve a cada uno de los talleres involucra el rescate de otras tradiciones, como el almuerzo compartido y la labor comunitaria. Todas las sesiones tienen tiempo de juegos propuestos por les niñes, y cada cierto tiempo tienen un espacio de diálogo abierto para autoevaluar colectivamente las actividades. Algunas veces, estos diálogos incluyen a las madres y los padres.


En fin, esta es una comunidad educativa, cultural y afectiva que aplica los principios de la gestión educativa y la gestión cultural, exhibiendo todas las características que atribuyo a la mediación cultural y sin necesitar en absoluto un término tan ambiguo. La Organización Quechua Llimpiq Maki Kancharisun de Sarhua es un ejemplo de arte, educación y patrimonio que ha hecho un tinkuy entre la trasmisión de artes tradicionales y las herramientas académicas para planificar y evaluar, a pesar del contexto y falta de recursos. Es posible que esta organización, como el resto de colectivos que forman parte de la Red Nuqanchik Maronijei Noshaninka sean todas experiencias de las que deberíamos aprender.


En contraste:


Mientras tanto, en Lima, ¿cómo está la mediación en el museo que se ha construido para ser el más representativo del país? El Museo Nacional MUNA ha sido levantado en el desierto de la capital con un presupuesto digno de los países del bienestar europeo. Allí, en pandemia, se creó el equipo de mediadores y mediadoras, quienes hasta el momento ejecutan visitas guiadas y exhiben la misma contratación tercerizada. Un clásico de una década atrás ¿Será que hemos retrocedido?


Tal y como lo mencionamos en el artículo Haciendo Memoria II: La mediación, que escribimos con María Cecilia T. Espinoza en este blog a inicios de este año:

En adelante, la denominación de mediadores ha sido en buena medida un asunto de imagen institucional sin sustento en planes estratégicos internos. Las capacidades y logros de arte-educadoras, mediadores, coordinadoras y responsables del pequeño sector arte-educador se encontraba expuesto a cualquier crisis. Y es aquí donde nos encontramos hoy: con una crisis sanitaria y política, con los museos cerrados nuevamente, con gran parte de los equipos educativos disueltos, con menos posibilidades de remontar el estancamiento de sus oportunidades formativas y sus condiciones laborales, y con la mediación como parte de la Política Nacional de Cultura.(Rodríguez y Espinoza: 2021).



Por ende y finalmente:

Basta ya con “la mediación” si es que va a seguir siendo un espejismo perfumado o una estafa piramidal que nos desarticula y nos deja a merced de las características y condiciones laborales que la institucionalidad defina. Retrocedamos unos pasos y tomemos perspectiva (y viada).

Volver a pensar en términos de arte-educación o educación en museos pone las características de esta labor mucho más claras, por ende, exige que nuestros perfiles y experiencias estén alineadas a lo pedagógico. Ello sienta una base más fuerte para mejores condiciones laborales. A su vez esto exigirá que, quienes coordinen equipos educativos manejen herramientas de gestión educativa y diseñen talleres, cursos, laboratorios, exposiciones y más, partiendo de objetivos pedagógicos. Es decir, lo mismo que exige la mediación cultural, tal como yo lo veo, pero sin la ambigüedad y con el beneficio de articularnos a un sector grande y con mucha historia: el sector educativo en el país.


Por otro lado, el sector de museos en el Perú es pequeño, y el sector de mediadores lo es aún más. En medio de toda la amplitud y riqueza del sector cultural, con gremios muchos más y mejor organizados, la mediación cultural desaparece como Lima vista desde fuera del sistema solar y no parece que vaya a constituirse prontamente en un gremio. Es mucho más beneficioso, para les mediadores, los museos y para el sector cultural en general, tejer la articulación entre todas las prácticas que se dedican a la educación y la cultura: educadores artísticos, promotores patrimoniales, arte-terapistas, arte educadoras, mediadores, educadores populares de cultura viva comunitaria, gestores culturales que realizan talleres, docentes de danza, etc. Gestionar encuentros, debates y aportes, sumar los avances en educación comunitaria, conversar sobre la acreditación de las diferentes formas de enseñar y aprender en un país multicultural, en fin, fortalecer la articulación de ambos sectores abre una serie de posibilidades que no sucederán desde los escritorios.


Una flor no hace la primavera y no vamos a lograr fortalecer una práctica que amamos tanto, si solo nos quedamos en las realidades creadas al interior del conservador y vertical sector museal limeño. Soltemos la muleta de “la mediación” y lancémonos a la formación y articulación de la educación en cultura.

Diagrama realizado para un taller del proyecto Rumbo a Una Red. La ilustración central ha sido realizada por Jesed Mateo.


 

FUENTES:

1. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2014). Herramientas para la mediación artística. Chile.

2. Moreno, A. (2016). La mediación artística. Barcelona: Octaedro

3. Rodríguez, C. y Espinoza, M.C.T. Haciendo memoria II: La mediación. Publicado el 22 de enero del 2021 en: "Habla La Colectiva". Recuperado de https://hablacolectivape.wixsite.com/blog/post/off-the-wall-design-decor


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