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  • Foto del escritorLa Colectiva Perú

‘Burnout’ o por qué debo sonreír en el trabajo si me siento mal

Este texto no tiene la intención de ser un análisis exhaustivo de la situación de les trabajadores de cultura en Lima (Perú) ni presentar un diagnóstico sobre su salud integral, pero sí que pongamos atención a esas señales de alerta y hablemos de manera sincera sobre cómo nos estamos sintiendo. Sobre todo con lo normalizado que está el exigirse de más.


“ustedes son la cara del/ de la…(completa con tu lugar de chamba)”

“ustedes cumplen una función muy importante para el/la… (completa de nuevo)”



Imagen 1: Una más de las frases famosas

Tómate tu tiempo y piensa lo que cada frase representa para ti.


En primer lugar, es probable que se te haga familiar si haces recorridos en museos u otros espacios de exposiciones. Tienes puntos extra si también te llaman “mediador/a” :v


También puede que te recuerde cuando un grupo de visitantes te agradeció por la experiencia, elogió tu ánimo y la manera de conectarles; o de las veces que tuviste que tratar con visitantes en un mal día y se desquitaron contigo; o que tus jefes dicen que es un trabajo súper importante pero no lo suficiente porque es “solo un trabajo de paso”.


Y si no estás en museos puede que también te hayan dicho esa frase, porque es parte del conocido discurso motivacional para quienes hayan trabajado en algo relacionado con el bienestar de otras personas.


¿Sabes qué otra cosa tenemos en común?

Burnout o agotamiento laboral


Imagen 2: POV eres une trabajadore con síntomas de burnout

Y antes de que digan que somos la generación de cristal, que no aguantamos nada y de todo nos quejamos, hace rato la OMS se puso al día y reconoce el burnout como un nivel de desgaste físico, psíquico y emocional que pone en riesgo la salud de quienes lo experimentan.

Atención con esto, amigue mediadore, porque además de tus pagos pequeñitos podrías llevarte de recuerdo una sensación de desesperanza y uno que otro problema de salud que tratarás con tu inexistente seguro; y con el que no irás al hospital en el que encontrarás trabajadores de salud con el mismo problema.


Solo por si acaso, este no es un diagnóstico ni una invitación a autodiagnosticarse.


Las causas inmediatas del burnout son varias, copiaré solo tres posibles para asociarlas con situaciones comunes: pobres condiciones económicas, altas expectativas de castigo y sobrecarga de trabajo.


“Ay, qué tiene eso de nuevo. Si pasa siempre y le pasa a todos”

Así como esos factores son el pan de cada día y solemos normalizarlos porque hay que conseguir dinero para sobrevivir, tampoco es nuevo el cuestionamiento de esos problemas y cómo afectan a distintos grupos en la sociedad.

Lo que sigue no es exclusivo del rubro de cultura, si te identificas; aunque lo siento mucho, eres bienvenide.


Conseguir un trabajo no es sencillo. A la mayoría le piden estar en los últimos ciclos de la carrera o haber terminado recientemente si te ofrecen prácticas. A veces puedes entrar a extensos programas de voluntariado con la expectativa de servir y nutrir tu cv, con suerte luego harán una convocatoria de personal en la que puedas participar. Llegarás a la entrevista, responderás una serie de preguntas sobre tu experiencia, tu motivación -en la que probablemente no incluirás tu pasión por no morir de hambre- y lo que puedes ofrecer si te seleccionan. ¿Y qué te ofrecen del otro lado? En el mejor de los casos entrarás como tercere en el Estado con una Orden de Servicio por 1 o 3 meses y emitirás un recibo por honorarios electrónico con una remuneración que llega cuando te preguntas si sería mejor abrir un onlyfans.


Qué tan precaria tiene que ser nuestra situación laboral para que el escenario anterior sea más que apetecible.


Imagen 3: Trabajo gratis a cambio de experiencia, éxito!


Bien, ahora digamos que ya tienes el trabajo. ¡Felicitaciones!

Pero resulta que las condiciones en las que te toca realizar tus labores no son muy amigables. En algunos casos no tienen lugares de descanso para quienes cumplen estas funciones, entonces toca improvisar. La casaca en el piso, la mochila apoyada en la pared y la comida fría. Algo es algo. Y ¿para qué? se habrá preguntado alguna vez un área contable, si solo se les llama cuando viene una visita.


O puede que no hayan pensado en el horario de descanso del personal, entonces toca optimizar. Tienes mobiliario en mal estado o poco presupuesto para materiales, toca reciclar; haces muchas visitas seguidas y se te cansa la voz, toca apechugar; los pagos no llegan a tiempo o son muy bajitos y ya no sabes de dónde sacar dinero, toca recaudar.


Así es como en tu siguiente entrevista podrás decir que tienes una gran capacidad resolutiva y que te sobrepones a las adversidades; mientras te automedicas esa laringitis o acudes a tu círculo más cercano para conversar, porque pagar terapia es un sueño.


Con esos ejemplos, no parece extraño que esa jefa considere nuestro trabajo como algo de paso. Pero si así lo fuera ¿eso justifica tener tan malas condiciones? y a todo esto ¿cuál es la respuesta del gremio?

Espera ¿te refieres al gremio de mediadores y trabajadores de atención al público de museos y otros espacios culturales?

*llora en sarcasmo :’)


El escenario anterior puede sonar como una exageración para unes (no creo que sea tan malo) o como una nadita para otres (de eso te quejas? a mí me va peor), depende de lo familiarizades/resignades que estén con las situaciones de precariedad y violencia en el trabajo.


Imagen 4: Alakesad

Entonces volvamos a esta frase y analicemos nuestras opciones:

“Si pasa siempre y le pasa a todos”


>Opción 1: hacernos conscientes del problema, unir a esos ‘todos’; y organizarnos para combatirlo y cuidarnos en el proceso porque sabemos que hay riesgos.

>Opción 2: evitar los malditos riesgos a toda costa.


Continuemos con los supuestos escenarios.


Llevan tiempo comunicando las dificultades de trabajar así, y se dan cuenta que solo sucede algo cuando el problema alcanza su límite. Para este momento, es probable que algunes hayan empezado a experimentar malestares psíquicos y físicos relacionados al burnout: sentimiento de desamparo, culpabilidad por la baja en el rendimiento propio, fastidio en la interacción con otres, trastornos del sueño, dolores musculares, dolores de cabeza, sensibilidad a enfermedades; y un largo etcétera.


Entonces, después de conversarlo mucho, buscan manifestar su descontento con las condiciones que tienen actualmente. Quizás una acción concreta como presentar un reclamo formal, realizar un pronunciamiento en redes o parar las labores en el centro de trabajo sirva para llamar la atención sobre los problemas inmediatos y lograr un cambio a corto plazo. Además de empatizar con otres en situaciones semejantes con lo que probablemente consigan algo más de apoyo.


Pero aquí surge la duda de si en verdad podemos hacer eso.


En un circuito tan pequeño, en el que las condiciones de trabajo son muy similares; y donde muchas veces nos manejamos por recomendaciones, reclamos de este tipo pueden resultar incómodos para algunes empleadores.

Finalmente, aún con mucho malestar, retroceden por temor a las represalias.


En mi experiencia como trabajadore de museos, las conversaciones con compañeres caerca de los problemas que generan las condiciones laborales no pasaron de algunos llantos y bromas acerca de organizar un sindicato. ¿Será que en el fondo pensamos que no hay otra opción?


Que las consecuencias serán mayores que los logros que podamos obtener, o que requiere mucho más esfuerzo el organizarnos y preferimos conservar la situación actual porque encontramos cierta comodidad en ella; aunque sepamos que hay compañeres en peores situaciones en la cadena de trabajo cultural.


Mientras tanto, cualquier síntoma del agotamiento es minimizado; la paranoia, la sensación de vulnerabilidad y la deshumanización alimentada por las acciones contradictorias de las instituciones donde nos enfermamos, se transforman en excusas de gente floja.


Imagen 5: Pero bien que sale a hablar en las conferencias

Con todo esto dando vueltas por mi cabeza me pregunto si los discursos de respeto por la diversidad, el “Hagamos juntos el país que imaginamos” del Bicentenario o el ‘empoderamiento’ de los públicos en los museos son sólo anzuelos para enganchar a quienes entregan su vocación de servicio, pero que siguen beneficiando a un solo lado de la balanza.


¿Se pueden trabajar temas como la violencia de género o el racismo en determinados contextos pero la situación de precariedad laboral y su relación con otras violencias que se perpetúan en los espacios culturales no forma parte de esos temas?


¿Qué podemos hacer desde aquí?


No quiero terminar este texto con una conclusión desde el miedo o el desánimo. Porque si el hartazgo sirve para algo que sea para detenernos a pensar lo que queremos cambiar.


Reconocer los logros de quienes estuvieron antes y lo que hemos logrado hasta ahora; en cada espacio, con cada vínculo. Agradecer a les compañeres por estar y empezar a cuidarnos entre nosotres.


Si al sentirte mal recurres a tu círculo de confianza más cercano porque sabes que puedes encontrar refugio y apoyo cuando enfrentas un problema, busquemos hacer lo mismo a otros niveles. Resistamos juntes y organizades.


¿Y tú por dónde quieres empezar?


Imagen 6: Elmo no se arrepiente de nada


Más información para compartir y combatir.


Sobre el Burnout:


Podcast “Pásame tu recibo”:


Resistencia local es resistencia global:


Playlist “Contra el burnout”:


Y si deseas ayuda profesional:



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